Bosque seco en la estación lluviosa, en el valle del Marañón, en Balsas (Perú). [T. Pennington]
Los expertos concluyen que el bosque seco de Latinoamérica es uno de los bosques tropicales más amenazados del mundo. Su destrucción se ha debido, principalmente, a su conversión en suelo cultivable y al uso de la madera para combustible. En varios países queda menos del 10 por ciento de su extensión original, lo cual representa una parte muy pequeña cuando se compara con algunos bosques tropicales húmedos, como la Amazonia, donde se mantiene aproximadamente un 80 por ciento de su superficie original.
El bosque seco ha sido la cuna de civilizaciones precolombinas y la fuente de importantes cultivos a nivel global, como el maíz, los frijoles, el maní y el tomate. Pero, a pesar de su importancia y su alto grado de destrucción, científicos y ambientalistas le han prestado muy poca atención hasta el momento.
Una elevada diversidad
«Este artículo muestra que estos bosques secos poseen una notable diversidad, con 6.958 especies de árboles. Los datos indican que son muy pocas las especies compartidas entre las diferentes regiones bosque seco del Neotrópico, lo que significa que cada región contiene especies exclusivas que no crecen en ningún otro lado», indica Ricarda Riina investigadora del CSIC en el Real Jardín Botánico, en Madrid, quien ha participado en el estudio.
«Esto nos lleva a transmitir un simple pero urgente mensaje: la necesidad de establecer numerosas áreas protegidas en muchos países latinoamericanos para proteger toda la diversidad que los bosques secos albergan», comenta Riina. «En escenarios de calentamiento global, la conservación de estas especies únicas de bosque seco en el trópico, las cuales se encuentran adaptadas a altas temperaturas y largos periodos de sequías, debe considerarse como una prioridad a nivel mundial», añade.
Los resultados proporcionan, por primera vez, el marco científico en el que las administraciones a nivel nacional pueden contextualizar sus bosques secos a escala regional y continental.